Hay crímenes que te hielan la sangre, que remueven fibras en lo más profundo del
alma. Hay otros delitos brutales con los que, si están atenuados por las
circunstancias, nos podemos identificar en privado, pero a los cuales
rechazaremos en público. Y están los crímenes que no lo parecen. Aquellos que
dejamos pasar porque no nos afectan; los que cometemos sin pensar o porque
siempre lo hemos hecho; los que toleramos porque nos conviene... hasta que
somos las víctimas.
Un padre apurado por llegar a su trabajo, una esposa haciendo las compras de la
casa, dos hermanos hablando de temas familiares, una madre comprando un
regalo para su hijo. Personas comunes que, por azares del Destino, cruzaron sus
caminos con un trío de amigos envueltos en una apuesta. Una apuesta donde el
dinero es la meta, la corrupción es la norma y la vida de los afectados no vale el
precio de un plato de patacones con café.
Hay crímenes que te hielan la sangre, que remueven fibras en lo más profundo del
alma. Hay otros delitos brutales con los que, si están atenuados por las
circunstancias, nos podemos identificar en privado, pero a los cuales
rechazaremos en público. Y están los crímenes que no lo parecen. Aquellos que
dejamos pasar porque no nos afectan; los que cometemos sin pensar o porque
siempre lo hemos hecho; los que toleramos porque nos conviene... hasta que
somos las víctimas.
Un padre apurado por llegar a su trabajo, una esposa haciendo las compras de la
casa, dos hermanos hablando de temas familiares, una madre comprando un
regalo para su hijo. Personas comunes que, por azares del Destino, cruzaron sus
caminos con un trío de amigos envueltos en una apuesta. Una apuesta donde el
dinero es la meta, la corrupción es la norma y la vida de los afectados no vale el
precio de un plato de patacones con café.