El título de este libro sugiere una aventura infantil. Es un título engañoso. Si bien aparece un niño, éste no demora en esfumarse, y en su lugar actúa un personaje que no se preocupa por dar la impresión de madurez. Tema, lo que se dice tema, no tiene. A lo mejor, sí, pero lo suyo es asomarse en cada capítulo y enseguida perderse de vista, como hacen los gatos de verdad (los que ahora te lamen no son otra cosa que peluches de cuerda). ¿Te ha quedado claro? Espero que no: este rompecabezas entre autobiográfico y novelesco, a diferencia de los convencionales, no fue hecho para paliar tu sed de sentido.
El título de este libro sugiere una aventura infantil. Es un título engañoso. Si bien aparece un niño, éste no demora en esfumarse, y en su lugar actúa un personaje que no se preocupa por dar la impresión de madurez. Tema, lo que se dice tema, no tiene. A lo mejor, sí, pero lo suyo es asomarse en cada capítulo y enseguida perderse de vista, como hacen los gatos de verdad (los que ahora te lamen no son otra cosa que peluches de cuerda). ¿Te ha quedado claro? Espero que no: este rompecabezas entre autobiográfico y novelesco, a diferencia de los convencionales, no fue hecho para paliar tu sed de sentido.