Mientras te sientes seguro en la intimidad de tu curato, o con tu teléfono móvil en el bolsillo, se produce un millón y medio de ataques informáticos al día. La mayoría de nuestros teléfonos y ordenadores ya están infectados. Los ladrones de vidas buscan suplantar tu identidad en redes sociales, acceder a tus fotos y vídeos, utilizar tu red wifi y tus correos para cometer delitos que la policía te atribuirá a ti... pero eso es solo la punta del iceberg... Durante los últimos años he conocido a hackers de sombrero blanco, gris y negro, a ciberactivistas.
Mientras te sientes seguro en la intimidad de tu curato, o con tu teléfono móvil en el bolsillo, se produce un millón y medio de ataques informáticos al día. La mayoría de nuestros teléfonos y ordenadores ya están infectados. Los ladrones de vidas buscan suplantar tu identidad en redes sociales, acceder a tus fotos y vídeos, utilizar tu red wifi y tus correos para cometer delitos que la policía te atribuirá a ti... pero eso es solo la punta del iceberg... Durante los últimos años he conocido a hackers de sombrero blanco, gris y negro, a ciberactivistas.