"Ser mujer y exponerse a la mirada ajena nos remite a contextos que están marcados por el aecho y, frecuentemente, por la hostilidad. Ser mujer que se moviliza desde su casa hacia el campo o la ciudad, -como ese el caso de Diana-, es un encuentro con la mirada del otro. Esa mirada que nos pide algo, que se siente con el derecho de tormarnos en ofrenda... Estas palabras, estos poemas, nos interpelan sin distinciión de género o de orientación sexual. No podemos desprendernos de nuestra responsabilidad como seres políticos ni quedarnos indiferentes frente a un clamor que, en esta ocasión, nos llega por la vía de la poesía y del arte" Catalina Villegas
"Ser mujer y exponerse a la mirada ajena nos remite a contextos que están marcados por el aecho y, frecuentemente, por la hostilidad. Ser mujer que se moviliza desde su casa hacia el campo o la ciudad, -como ese el caso de Diana-, es un encuentro con la mirada del otro. Esa mirada que nos pide algo, que se siente con el derecho de tormarnos en ofrenda... Estas palabras, estos poemas, nos interpelan sin distinciión de género o de orientación sexual. No podemos desprendernos de nuestra responsabilidad como seres políticos ni quedarnos indiferentes frente a un clamor que, en esta ocasión, nos llega por la vía de la poesía y del arte" Catalina Villegas