oda nación tiene sus propios mitos, y el del 3 de Noviembre ha sido determinante en la construcción de una identidad panameña.
El mito fundacional, en tanto construcción simbólica, es un mecanismo cultural que da sentido, explica y justifica la existencia de pueblos, países y naciones enteras, moldeando la subjetividad colectiva en torno a un proyecto político determinado. El mito fundacional de las potencias justifica su dominación sobre otros países; el de Panamá justifica y romantiza su subordinación, no solo a los intereses de los Estados Unidos, sino también de las élites económicas istmeñas.
El 3 de Noviembre y sus próceres, ensalzados en todos los niveles de enseñanza de Historia de Panamá, en obras de teatro, novelas, museos, monumentos, desfiles patrios y otras expresiones culturales, han servido para enmascarar los verdaderos orígenes históricos y sociales de un proyecto de país engendrado desde fuera y apoyado por la misma clase dominante que por más de un siglo ha impuesto su visión del mundo a lo largo y ancho del Istmo. Esa visión, consumada en el Canal, se disfraza continuamente como los deseos y el «destino» de toda una nación.
Esta segunda edición de La verdadera historia de la separación de 1903, publicada bajo un nuevo título y dirigida a un público más amplio, aparece en una coyuntura histórica de profunda decadencia institucional y corrupción rampante en uno de los países más desiguales del mundo.
Los aportes de Olmedo Beluche a la historia social de Panamá cuestionan la existencia previa de una «panameñidad» que condujo a la independencia del Istmo, a la vez que visibilizan el carácter de clase en el fondo del proyecto separatista. Este trabajo cobra especial relevancia ante una crisis política y económica recrudecida por la pandemia de COVID-19, que no puede ser entendida ni superada sin comprender las raíces y el alcance de un proyecto nacional que vio la luz aquel 3 de noviembre de 1903, pero que sigue vivo en el carácter antidemocrático de los regímenes actuales.
oda nación tiene sus propios mitos, y el del 3 de Noviembre ha sido determinante en la construcción de una identidad panameña.
El mito fundacional, en tanto construcción simbólica, es un mecanismo cultural que da sentido, explica y justifica la existencia de pueblos, países y naciones enteras, moldeando la subjetividad colectiva en torno a un proyecto político determinado. El mito fundacional de las potencias justifica su dominación sobre otros países; el de Panamá justifica y romantiza su subordinación, no solo a los intereses de los Estados Unidos, sino también de las élites económicas istmeñas.
El 3 de Noviembre y sus próceres, ensalzados en todos los niveles de enseñanza de Historia de Panamá, en obras de teatro, novelas, museos, monumentos, desfiles patrios y otras expresiones culturales, han servido para enmascarar los verdaderos orígenes históricos y sociales de un proyecto de país engendrado desde fuera y apoyado por la misma clase dominante que por más de un siglo ha impuesto su visión del mundo a lo largo y ancho del Istmo. Esa visión, consumada en el Canal, se disfraza continuamente como los deseos y el «destino» de toda una nación.
Esta segunda edición de La verdadera historia de la separación de 1903, publicada bajo un nuevo título y dirigida a un público más amplio, aparece en una coyuntura histórica de profunda decadencia institucional y corrupción rampante en uno de los países más desiguales del mundo.
Los aportes de Olmedo Beluche a la historia social de Panamá cuestionan la existencia previa de una «panameñidad» que condujo a la independencia del Istmo, a la vez que visibilizan el carácter de clase en el fondo del proyecto separatista. Este trabajo cobra especial relevancia ante una crisis política y económica recrudecida por la pandemia de COVID-19, que no puede ser entendida ni superada sin comprender las raíces y el alcance de un proyecto nacional que vio la luz aquel 3 de noviembre de 1903, pero que sigue vivo en el carácter antidemocrático de los regímenes actuales.