Aquí nadie renuncia buscó ser un espacio para contar historias. Ahí pudimos encontrarnos hombres y mujeres de distintos perfiles específicos, poéticas propias, pero con una misma intención: narrar bien.
Cientos de personas asistieron a sus diversas ediciones. Poco a poco se forjó un grupo que se mantuvo constante y no renunció al llamado de su naturaleza.
Aquí lo importante: vencieron el miedo al mostrar su lado más íntimo. Abdiel, Ameth, Anel, Dilena, Héctor y Rafael ubican al fin sus historias. En sus páginas viven caníbales, avatares digitales, apariciones fantasmales, lectores de Cortázar, insectos con apariencia humana, adúlteros, entre otros personajes marginales. A simple vista pareciera relatos en ambientes fantásticos, pero van más allá.