Los padres tienden a centrarse en lo externo de la conducta en lugar de la abundancia interna del corazón, preocupados más del “qué” de la conducta en lugar del “por qué” de la misma.
En consecuencia, la mayoría de nosotros perdemos una enorme cantidad de enegía controlando el comportamiento de nuestros hijos y al hacerlo perdemos la oportunidad de ayudar a nuestros niños a entender que nuestros corazones están extraviados y necesitan ser sanados, pasamos por alto el evangelio y nos privamos de la gloria de Dios.
Lo que encontrarás en este libro puede representar un cambio de paradigma en tu forma de ver la vida y de criar a tus hijos.
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